Las escuchas policiales como método de desgaste político del independentismo

El programa de Antena 3 espejo público hace públicas unas escuchas a dos altos cargos

El viernes pasado, después del 8 de marzo de mayor intensidad que se ha vivido en el Reino de España, el programa de Antena 3 Espejo Público sacó a la luz una conversación entre dos personas dónde se hacían comentarios jocosos de tinte machista e incluso xenófobo. La cadena y el periodista Nacho Abad presentaron el audio de la conversación diciendo que los interlocutores que hablan eran Josep Maria Jové, ex secretario general del departamento de la Vicepresidencia de la Generalitat de Catalunya, y Lluís Salvadó, ex secretario de hacienda de la Generalitat de Catalunya. Y añade que se trata de una conversación entre ex consellers cuando ninguno de los dos fueron nunca consellers.

Una exclusiva periodística regalada por quién hizo la escucha y llena de errores

En una muestra de falta de profesionalidad de escándalo, nadie de Antena 3 ni Nacho Abad, que luego reconoció su error, verificó los autores de la conversación aunque era facilísimo comprobar que no se trataba en ningún caso de Josep Maria Jové. Y digo que era facilísimo porque se han filtrado de manera ilegal otras escuchas en las que sí participaba el señor Jové. Y podrían haber comprobado que ni la voz ni el acento de las tierras del Ebro del interlocutor de Salvadó correspondían en ningún caso a la voz y el acento de Josep Maria Jové. Además, parece increíble que Antena 3, que habla más de Cataluña y de la política catalana que de lo que hablaba de Venezuela hace un tiempo (y eso ya era mucho) no tenga a ningún periodista especializado en el parlamento de Cataluña que conozca la voz de Jové, habida cuenta de que el mismo compareció en muchas ocasiones en comisión en ese parlamento. Un bodrio de periodismo.

Parece claro pues que, ni Nacho Abad ni Antena 3 tuvieron que trabajar mucho en la exclusiva.

Un uso político de las escuchas y los pinchazos telefónicos

Pero lo más importante del caso no está en los errores garrafales de Nacho Abad y Antena 3 sino en la existencia de la escucha y en su filtración interesadísima desde el punto de vista político y, por otra parte ilegal puesto que hay decretado secreto de sumario en la investigación judicializada en la que supuestamente se obtuvo la conversación, en caso de que la escucha se hubiese realizado con el permiso del juez (y a tenor de la propensión del juzgado núm. 13 a interpretarlo todo de forma bien laxa cuando se trata de perseguir independentistas, parece una circunstancia bien plausible).

Es un problema que les sirvan las exclusivas en bandeja desde las profundidades del Estado. Se relajan demasiado, se creen todo lo que les pasan, y cometen errores absurdos. Así pues, parece claro que la policia o el juez (¿quién más podría teneralas?) filtró unas conversaciones a Antena 3 en el momento político en el que mayor daño podían hacer a uno de los participantes en la conversación y en su partido político. Los aparatos del Estado filtrando para perjudicar un partido político y, más ampliamente, un movimiento. ¿Es eso de filtrar documentos comprometidos conseguidos para otro fin una característica ya adquirida del Estado de derecha a la española? Parece claro que se ha vulnerado el derecho a la intimidad y sabemos todos que acabará en nada. Un auténtico escándalo.

¿Hasta dónde llega la capacidad de los aparatos del Estado de utilizar todos los medios y de saltarse todas las leyes que haga falta para desprestigiar y poner en situación comprometida los disidentes de la unidad de España? El Reino de España se ha convertido en el Reino del todo vale contra los independentistas, a quienes se vulneran cuántos derechos haga falta para preservar la unidad del Reino.