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viernes, 8 de noviembre de 2019

El independentismo ante el 10-N: dominar el relato del escenario post-sentencia de la vergüenza


El hecho de que el presidente del gobierno español Pedro Sánchez decidiera ir a elecciones en lugar de constituir un gobierno de coalición vuelve a plantear un escenario electoral al conjunto del independentismo. Como cada vez que esto sucede, este 10 de noviembre pone el movimiento independentista catalán ante la disyuntiva de participar en las elecciones españolas o no, y también,  en el caso de participar, para hacer qué.

¿Participar en las elecciones españolas?


Lógicamente, la primera decisión a tomar es participar o no. Hay argumentos para ambas opciones lógicamente. Los partidarios de no participar argumentan que hacerlo es legitimar la dominación española de Catalunya, darle carta de naturaleza y aceptarla. En definitiva, que eso legitima la presencia del Estado español en Catalunya.

Suelen añadir, por otra parte, que participar no ayuda en ningún caso a la culminación de la independencia ya que ni que se ganaran estas elecciones, no seríamos independientes. Y con toda probabilidad, pare evidentemente cierto de que en tal caso no lo seríamos.

Pero queremos señalar que el pensamiento todo o nada, en este caso, tampoco ayuda. No hemos acostumbrado a pensar nuestra acción política en términos de ganar o perder el objetivo final y a olvidar que en el camino, continuamente encontramos pequeñas contiendas que hay que ganar porque no hacerlo te hace retroceder respecto del objetivo final. Es lo defendemos como fortalecimiento del movimiento en otros artículos de este blog. Es decir, tomar las decisiones y llevar a cabo las acciones que en cualquier campo nos ayuda a estar en una mejor situación nos ayuda como nos ayuda tomar decisiones y acciones que llevan a nuestros adversarios a estar en una situación peor.  ¡Gimnástica par el día D hora H!

Teniendo en cuenta esta perspectiva, la disyuntiva ya no es tal. Si nuestras candidaturas no estan presentes o si no sacamos el mejor resultado posible, nosotros estaremos peor y nuestros adversarios mejor. Porque ellos van obtener todos los escaños y toda la influencia que esto representa. En todos los sentido posibles. En Madrid, y también la influencia que desde esos escaños se genera hacia la sociedad catalana, que no es nada desdeñable.

Un relato claro para el escenario posterior a la sentencia de la vergüenza


Si para las anteriores elecciones españolas subrayabamos que debíamos evitar la legitimación del bloque del 155, en este caso se suma, además un motivo más. Estas elecciones son de vital importancia porque probablemente sean las primeras después de la sentencia de la vergüenza y es importante ganar la batalla del relato a partir de entonces. Es trascendental, pues, que se comprenda a todos los niveles que el pueblo de Catalunya rechaza de plano la represión política y sigue apostando mayoritariamente por la independencia.

En este sentido es imperioso obtener, al menos, la mitad de los diputados en juego en Cataluña (por lo tanto, al menos 24) y obtener también la mayoría abrumadora de senadores (para ello podemos hacer uso del voto cruzado). Y por cierto, ¡debemos hacer que Roger Español sea senador!

¡Dominémos el relato post-sentencia de la vergüenza!