El contexto actual: el pueblo se ha expresado pero no se ha materializado el mandato
En estos momentos el independentismo se encuentra en un momento de profunda desorientación estratégica y de incomprensión de los movimientos de los líderes y los partidos por parte de las bases. El ciclo del 1-O parece, lamentablemente y, en buena medida, por errores propios, agotado.
Ni atisbo de acción de implementación del mandato popular
Estos últimos tiempos han servido para llegar a un cierto consenso de que, en el ciclo del 1-O, el independentismo catalán evidenció su incapacidad para implementar la República Catalana más allá de lo meramente declarativo. Es decir: no hubo ninguna acción de implementación real que consistiera en tomar el mando del poder, del control de las infraestructuras clave, del territorio, etc. Cierto es que ni siquiera se intentó. El president Puigdemont ha prometido que explicará lo que sucedió toda vez que se produzca la sentencia del aberrante y antidemocrático juicio contra los líderes independentistas en el Tribunal Supremo de España.
El análisis de la situación: qué impidió y la implementación y como cambiar la situación
Así pues, un elemento clave a tener en cuenta para la estrategia futura es el hecho de que no se ha sido capaz de llevar a cabo tal implementación. Es imperioso analizar cuidadosamente porque no se hizo o porqué se consideró que habría sido ineficaz intentarlo. Y consecuentemente, intentar operar sobre esos factores para poder tener una situación de mayor fortaleza para poder llevarlo a cabo.
En este sentido, parece adecuada la línia de debilitamiento del peso que tienen en Cataluña los sustentos del régimen del 78 en toda forma que presenten: organizaciones patronales, sindicales, culturales, empresas (con mención especial a las de sectores regulados), etc.