"Suelo español no lo sé, pero no tardaré 20 años en pisar suelo catalán"

Carles Puigdemont dio ayer una conferencia de prensa junto con los miembros del equipo jurídico que le han ganado la batalla a Pablo Llarena, el juez instuctor del Tribunal Supremo español que lleva la persecución del líder catalán. Esta conferencia celebrada en Berlín, la última que dará en Alemania después de su estancia forzada por su detención en suelo alemán cuando regresaba a Bruselas desde Finlandia, ha mostrado que el President Puigdemont está en forma y tiene la facilidad habitual para dar el titular que lo resume todo en una frase.

En esta ocasión Puigdemont dejó clara su rotunda convicción en la lucha por constituir una República Catalana cuando le preguntaron sobre la posibilidad de que no pudiera pisar suelo español en 20 años para no ser encarcelado por la desprestigiada justicia española. "Suelo español no lo sé, pero no tardaré 20 años en pisar suelo catalán. Así lo remató todo en una frase.

El Punt Avui es el único medio que, con gran acierto, lo ha destacado en portada, pero esta fue sin duda la frase del día.

Puigdemont sobre Llarena: "Todo lo que toca, lo convierte en un galimatías"

El presidente Puigdemont también dejo en evidencia la falta de competencia técnica del juez instructor de la causa especial que se ha construido torticeramente contra él, la presidenta del Parlament de Catalunya Carme Forcadell, los miembros de su gobierno, y los líderes sociales del independentismo a cuenta de su situación como diputado del parlamento catalán. Puede votar vía interpuesta pero no cobra, debido a la invención de la sustitución de diputados por parte de Llarena, que crea nueva legislación pervirtiendo el reglamento de la cámara (y por lo tanto invadiendo los poderes del parlamento y quebrando la división de poderes). "Todo lo que toca lo convierte en un galimatías", remarcó Carles Puigdemont.

Y es que, ciertamente, Llarena ha demostrado ser un auténtico manazas del derecho penal y una auténtica nulidad técnica solo superado por su fanatismo y convicción que debe ser el encargado de escarmentar los disidentes del régimen.